lunes, 3 de octubre de 2011

Capítulo 9

No sé lo que les habrá pasado a Christian y a Axel, pero a nosotras nos cayó la bronca del siglo. El caso es que Carmen se había despertado porque tenía sed y había visto nuestras camas vacías. Como es una cotilla había ido al baño a ver si estábamos allí, y al no encontrar a nadie había ido corriendo a llamar a Sor Mercedes. Cuando la monja se enteró mandó a todas las demás a buscar por el orfanato, y como no nos encontraron llamaron a la policía y a Doña Alejandra, que ya les había dicho que iba a estar en el circo esa noche.
Cuando nos encontraron y llegamos al orfanato nos llevaron a rastras al despacho de Mercedes, que nos echó un sermón de más de media hora. El resultado fue que estamos castigadas hasta final de las clases y hasta que no cumplamos la mayoría de edad no podremos volver a ver a los chicos (solo hasta los 18 año porque a partir de ahí no podían controlarnos, si no nos habrían castigado más). Las dos los cumplimos a finales del año que viene, el mismo día. Aunque haya dicho anteriormente que tengo diecisiete años, era una aproximación, tengo 16 años y 9 meses.
Y aquí nos tenéis a las dos, en nuestra habitación sin poder ir más lejos que al baño y hasta las narices de jugar al “veo veo”
-Veo veo... -empieza por enésima vez Xin Yi.
-¿Qué ves? -contesto yo, aburrida desde la litera de abajo.
-Una cosita..
-¿Y qué cosita es?
-Empieza por la letra A...
-¡Joder, Xin Yi, deja de decir armario!
-En realidad no iba a decir armario, iba a decir aburrimiento. Casi se puede cortar con un cuchillo.
-¿Qué crees que habrá pasado con los chicos?
-Katia, como vuelvas a preguntar eso otra vez me voy a quitar un zapato y te lo voy a tirar a la cara.
-¿Estás tumbada con los zapatos?
-Sí, no tengo ganas de quitármelos, ya mismo nos van a llamar para limpiar los baños.
-Contra, que pesimista, no creo que se pasen tanto...
En ese momento alguien llama a la puerta con fuerza. Me llevo un susto, pienso que lo que ha dicho Xin Yi de los baños se va a cumplir. Por otra parte, más divertido que jugar al “veo veo” en una habitación con tres literas y dos armarios sería seguro.
-¡Adelante! -dice Xin Yi con tono de asco. Ha aprendido a reconocer la forma de llamar a la puerta de algunas personas, parece que esta no le caía demasiado bien.
Tal y como lo había esperado entra Sor Mercedes. Xin Yi ahora la odia a muerte, si hubiera tenido un muñeco le habría hecho vudú.
-Vosotras, ahí abajo se está montando un buen follón, vuestro amiguetes no dejan entrar ni salir a nadie del recinto -las monjas nunca suelen decir la palabra “orfanato”, dicen que no somos huérfanas, que somos hijas de Dios. Tonterías- Dicen que no se van a ir hasta que no salgáis a hablar con ellos. Bajad y decidles que no queréis volver a verles. Ya.
-¡¿Axel?! -chilla Xin Yi. Creo que se me ha olvidado contarlo, pero la otra noche deducí que el era quien le gustaba.
-Disculpe, Sor Mercedes, pero estamos castigadas y no podemos verles. -me da un ataque de rabia que no consigo controlar, normalmente no les hablo así a las monjas.
-A mí no me hables así, Katia. Bajad ahora mismo y decidles eso.
-Monja bipolar... -oigo murmurar demasiado alto a Xin Yi
Parece que Sor Mercedes va a replicar, pero en ese momento entra Sor Alicia, una monja joven que entró aquí a principios de verano. Es muy graciosa, siempre está haciendo bromas con nosotras y le encanta estar al corriente de nuestras movidas.
-Disculpe, pero los chicos ya se han ido. Hola, chicas -nos guiña un ojo animadamente.
-Ah, está bien. Pero que sepáis que voy a tener en cuenta que hayáis desobedecido tan descaradamente OTRA vez. -se va, dejándonos solas con Alicia.
-¿Qué hay, chicas? ¿Se os está haciendo muy duro el castigo? -se sienta mi lado. Las dos asentimos con la cabeza.
-He hablado con los chicos, no creo que sean malas personas. Por lo visto al del pelo largo le dio un ataque de nervios, me ha dicho que os pida disculpas. Les he prometido que voy a intentar que os aligeren el castigo, entiendo perfectamente que os hayáis escapado. Todo el día aquí dentro del mismo espacio, tan vigiladas... Bueno, haré lo que pueda. -me revuelve el pelo cariñosamente. Después, suelta un papelito haciendo como si no se diera cuenta y se va.
Al ver la nota las dos nos ponemos muy nerviosas, nos hacía ilusión saber algo de ellos. Probablemente no quiso decir nada del papel porque alguien andaba por allí cerca. Esa mujer tiene muy buen oído.
Abrimos la nota, pero solo hay un conjunto de números y letras sin aparente sentido:
31 III 3ST4D 49U1 4 148 XI. 38P3R4DN08.
No entendimos nada, y ya cualquiera se fiaba de sus ideas descabelladas, pero intentaríamos descifrarlo. Como dice la canción: Puede ser que me haya equivocado una y otra vez, pero esta vez es cierto que todo va a ir bien.
Lo tenía claro.

---------Nota de la autora-------------
Hola, buenas, bonjour, hello, konichiwa. Supongo que habréis leido el capítulo antes que esta nota pesada de la que seguro pasáis la gran mayoría. Hacéis bien, casi siempre digo las mismas cosas.
La canción del capítulo es "Puede ser", de Conchita. Es del año catapúm, como la gran mayoría de las canciones de las que hablaré, pero está muy bien.
A parte de eso, os pido que votéis (no se si es con b o con v, es una de las palabras que más me cuestan, avisad si está mal) en la mini encuesta de abajo, en la que podéis opinar sobre el capítulo sin tener una cuenta en blogger. Nada más, que paséis una buena semana.

No hay comentarios:

Publicar un comentario