sábado, 24 de diciembre de 2011

Capítulo 30 :(

Ya han pasado tres años desde mi salida del reformatorio. Desde entonces no me he molestado narrar mentalmente mi historia, pero quiero dejar claro que después de aquello las cosas cambiaron mucho.

         Al encontrarme con Christian en el portal de mi edificio me juré a mi misma que no volvería a perderle de vista. Aunque no lo admití, le eché mucho de menos durante mi estancia en Sevilla.  Empezamos a salir después de varios meses reuniéndonos con el reto del grupo.

         ¿Que qué pasó con Xin Yi y Axel? Pues que ella necesita demasiado espacio para estar tranquila. Se encontraron en la puerta de orfanato, tal y como yo había predicho, pero ella decidió que está mejor sin tener que estar pendiente de un novio. El año pasado pilló un buen pellizco en la lotería y salió a recorrer el mundo y a buscar a su familia de China.

         Axel siguió intentando ligar conmigo, pero con lo de que es demasiado pegajoso tiene Xin Yi razón. Es un buen amigo, pero ya está.

         A veces Christian se pone melancólico y piensa que él sería mejor para mí (mi chico sigue siendo demasiado alocado) pero cuando dice eso le pego un buen coscorrón. A mí me da igual cuántas locuras haga. Tenía razón con que los chicos son muy problemáticos pero… también muy divertidos.

Como dice la canción, van siempre para adelante, siempre ardientes, contra corriente. Y esa energía es lo que ha hecho que yo encuentre la felicidad que nunca tuve.
---------------------------Nota de la autora----------------
Que sí, que ya sé que es muy corto, pero ese es el final de la historia
No sabéis la penita que me da que esto se acabe, ¡os he cogido cariño! Los nervios cuando se me olvidaba subir los capítulos, la ilusión de ver los comentarios, cuando me agregábais a tuenti diciendo que os encantaba mi historia... Siempre recordaré estos momentos.
Estoy hablando como si fuese el fin del mundo, perdón, es que me emociono.
Os quiero pedir que no me abandonéis y sigáis leyendo mis historias, porque pongo toda mi alma en ellas. Os doy las gracias a tod@s por acompañarme durante los tres o cuatro meses que ha durado la historia, especialmente a los que siempre habéis comentado:
Irene Ganga (fiel desde es principio), María Hojasdepapel, Marisa Carrillo, Anti Román, Mar Crespo y Loli Fernández.
Sé que sois muchos más, pero ellas siempre han comentado y siento que les debo un agradecimiento especial.
Muchas gracias por todo, espero que os haya gustado la historia.
Buaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa :'(

viernes, 23 de diciembre de 2011

Capítulo 29

        Ya ha llegado el gran día, hoy es nuestro cumpleaños. Xin Yi y yo cumplimos hoy los dieciocho y al saldremos del reformatorio. Tuvimos suerte de entrar las dos en el mismo, así que nuestra estancia aquí no ha sido tan dura como esperábamos.

         Los educadores están muy contentos con nosotras, somos las menos problemáticas, estudiamos y no quemamos gatos. Los demás internos nos tienen por unas raras, pero nos da igual.

-      Katia, pásame el jersey del orfanato –me dice Xin Yi, que está a mi lado haciendo su maleta.

-      ¿De verdad vas a quemarlo?

-      Cuando Xin Yi promete algo, siempre lo cumple –dice solemnemente.

Como las monjas tuvieron mucho que ver en la decisión de que nos metiesen aquí,  Xin me prometió el primer día que, en cuanto saliésemos, iría a la puerta del orfanato y quemaría allí mismo su uniforme. Parece que lo va a cumplir.

         Seguimos metiendo nuestras cosas en unas maletas que nos han regalado. Ropa, documentación… todo metido a presión. Ahora, lo único que nos preocupa es salir de allí y no volver, no que se nos arrugue la ropa.

         Al principio nos preocupaba también cómo sobrevivir, ya que no tenemos familia ni nada, pero el estado nos va a pasar una especie de pensión mientras encontramos o no trabajo. Además, la directora del reformatorio se ha encargado personalmente de alquilarnos un piso en el que vivir.

         Nada más acabar, salimos corriendo y solo nos despedimos de algunos monitores. Ya tenemos los papeles que necesitábamos, no queremos pasar más tiempo en este lugar.

         Cogemos un autobús que nos lleva desde Sevilla (lugar de nuestro encierro) hasta Granda y de allí a Fuente Vaqueros. Como es el único lugar que conocemos bien, pedimos que nuestro piso estuviese aquí.

         Yo me emociono mucho al llegar, y tengo que contener las lágrimas. Que recuerdos… los niños en patinete entorpeciendo el tráfico, los bares llenos a cualquier hora, los árboles por todas partes… hogar, dulce hogar.

         En cambio, Xin Yi sale corriendo a tanta velocidad como la maleta le permite en dirección del orfanato. Se ve que esta deseando montar otro espectáculo. Debería de impedírselo, pero me apetece darles un susto a las monjas. No creo que pase nada por una broma.

         Corro detrás de ella intentando alcanzarla, pero parece que está poseída, esa velocidad no puede ser de una humana. Le grito que pare, y aunque me lanza una mirada de reproche, lo hace. La alcanzo y seguimos caminando hacia allá, ella riendo y yo jadeando.

         En ese momento, recuerdo la historia que me contó Axel en el piso de Almuñécar ¿será capaz de haber aparecido?  Eso estaría bien, me apetece volver a verles a él y a su hermano, pero… ¿y si todavía no ha olvidado lo que sentía por mí? Eso ya no me gusta tanto. Sería traicionar a mi mejor amiga, así que decido no ir por si acaso.

-      Oye, Xin… que yo mejor me voy, estoy muy cansada. –me mira extrañada.

-       Como quieras, ¿recuerdas dónde estaba el piso?

Asiento con la cabeza y me voy, como dice la canción, vuelvo a casa perdida otra vez.

Perdida porque aunque sé que he hecho bien, puede que pierda a Xin Yi si empieza salir con Axel. Y entonces me quedaré sola.

Llego a la entrada del piso y abro para acceder al portal. Allí, me espera algo, o mejor dicho “alguien” que me hace olvidar todas esas preocupaciones. Grito y me lanzo a sus brazos.        

------------------------Nota de la autora-------------------
Ya tenéis aquí el capítulo 29, gentecilla. Esta tarde subiré el 30, que es también el último.
¡Buaaaaaaaaaaaaaaaa, me da mucha penita acabar! Le he cogido cariño a los personajes...
Bueno, no os voy a contar todo este rollo, que eso toca en el último capítulo (además, si hablo mucho más me voy a poner a llorar, en serio).
La canción de este capítulo es "La niña que llora en tus fiestas" de la Oreja de Van Gogh.
Nada más, ya lloraremos tod@s juntas con el capítulo 30. Hasta la tarde.
PD: La nueva historia empezará el próximo viernes,30 de diciembre.

lunes, 19 de diciembre de 2011

Capítulo 28

No entiendo muy bien lo que ha pasado, pero ahora estoy en un cuartel de policía, supongo que en Granada capital. No sé dónde están los demás, lo único que encuentro a mi alrededor es un lugar que parece una sala de espera.

Las paredes son de color blanco hospital, y los sofás de color negro contrastan con ellas. He despertado en uno de estos sofás, recuerdo lejanamente haberle mordido a un policía y probablemente me dio un golpe en la cabeza, pues estoy bastante mareada.

Intento salir, pero la puerta está cerrada con llave. No grito, creo que no es necesario armar más jaleo del que ya hemos armado.

Vuelvo a sentarme en el sofá en el que desperté cuando una joven uniformada entra a la habitación acompañada de Christian. Me saluda formalmente y nos pide que no molestemos. Después cierra la puerta desde fuera, dejándonos solos y encerrados. Christian se sienta a mi lado.

-      ¿Qué narices ha pasado? La zorra esa no me cuenta nada…

-      Yo me acabo de despertar ahora, se ve que nos pegaron.

-      Hasta ahí llego, me duele todo.

Se remanga y me enseña varios oscuros moratones. Con él se ensañaron más que conmigo.

-      También me han partido el labio –cierto, lo tiene bastante hinchado- y me han dado en la cabeza. Estaban curándome. ¿Tú estás bien?

-      Algo mejor que tú –sonrío tristemente.

Me pasa el brazo por los hombros en un gesto de consuelo. Aunque no hemos mencionado el tema, sabemos que nos espera un buen castigo. Agradezco el gesto, en ese lugar tan frío la más leve muestra de aprecio es bien recibida.

     Me cuenta que ha escuchado algo de que van a juzgar a Pedro y que lleva todas las de perder. Seguro que volverá a la cárcel. Sobre nuestro futuro, en cambio, no sabe nada.

     De pronto, entra la joven de antes, ahora acompañada de Jessica, Axel y Xin Yi. Nos levantamos dispuestos a saludarles, pero la mujer nos pide que la acompañemos y no nos deja tiempo para hablar con nuestros amigos.

     Mientras caminamos por los pasillos del cuartel nos explica que hemos cometido un grave delito y que ahora vamos a ser interrogados. Tengo miedo de equivocarme y hacer que todos acabemos mal, se lo digo a Christian en voz baja. Él se ríe, increíblemente tranquilo, y me explica que probablemente esté ya decidido que acabemos mal, que no debo preocuparme. Se nota que está acostumbrado a tratar con la policía.

     Cuando llegamos al final de un pasillo, la secretaría llama a la puerta y anuncia que estamos allí. Christian me coge de la mano y me sonríe, al ver que estoy temblando. La verdad, eso es lo que menos me preocupa en este momento, ya tendré tiempo para pensar en chicos. Si es que vuelvo a hacerlo, porque mira lo mal que está saliendo todo desde que les conocí.

     Entramos y tomamos asiento frente a un hombre de gesto serio, con el uniforme de la policía y un bigote muy cuidado. Su aspecto intimida.

     El hombre se presenta como Francisco Rivas, para nosotros Señor Rivas.

-      Que tío más repelente –me susurra Christian. Menos mal que no le ha escuchado.

Fernando (le llamaré así mentalmente) comienza a hablar y nos explica que nos va a hacer una serie de preguntas. También nos aclara que vamos a acabar todos en un reformatorio, se diga lo que se diga hoy. Que comentario tan reconfortante.

Me esfuerzo por no ponerme a llorar. Es demasiado triste que esta aventura, en la que me había sentido libre por una vez en mi vida haya acabado tan mal.

Como dice la canción: Mira la vida que regala todas las flores que tiene, aunque algunas las arranque con dolor.
------------------Nota de la autora------------------------
Buenas tardes, bon soir, hello! Ya solo quedan dos capítulos (a no ser que me saque de la manga un tercero, pero es poco probable)
Espero que no esté decepcionando la historia, pero de todas formas creo que el finla que tengo planeado os gustará. Fue el resultado de una clase de sociales demasiado aburrida ;)
Ya os diré cuándo empieza la próxima historia, depende del ritmo que tenga la dibujante.
Y respecto a este capítulo, os digo que la canción es "Mira la vida" de Dani Martín, gracias a Marisa Carrillo por recomendármela.
Nada más, suerte con las notas, ya me diréis cuántos sobresalientes habéis pillado :D

viernes, 16 de diciembre de 2011

Capítulo 27

Cuando estamos en la cocina, cada uno limpiando una zona, me viene a la mente Pedro. ¿Qué habrá sido de él? Puede que no le aprecie mucho y que estuviera a punto de matarnos, pero, al fin y al cabo, es un ser humano. Formulo mi pregunta en voz alta.

-      Bah, ese tío es inmortal, Katia. Seguro que está por ahí dándole a los porros. ¿Nunca has escuchado lo de que mala hierba nunca muere? –ríe Christian.

-      Que haga lo que le dé la gana, a mi me importa poco, pero espero que no nos haya delatado. Cómo diga algo, vamos todos a un reformatorio de cabeza.

Esto parece alterar más a Christian, que al parecer no había considerado esa posibilidad. Da un golpe en la encimera a sale corriendo hacia su cuarto. Después, abre la puerta que da al pasillo y coge el ascensor.

-      ¿Qué le ha dado?

-      No lo sé, este tío es más raro… -me contesta Jessica con tono de desdén.

Parece que ha tenido alguna discusión con Christian, porque no se les ve muy juntos ni parecen llevarse especialmente bien.

Seguimos fregando la cocina, aunque algo más lentas a causa de la ida de nuestro amigo. Para llegar a las alacenas de arriba tenemos que montarnos en sillas, porque Christian no vuelve.

Ya estamos empezando a preocuparnos cuando vuelve y suelta un cacharro negro encima de la mesa. Es una radio de plástico, que tiene pinta de ser bastante barata. Nos explica que es ara mantenernos informados sobre nuestra búsqueda. Parecemos criminales de verdad.

Nos vamos los tres al salón, ya hemos acabado con la cocina, y ponemos la radio en marcha encima de la mesa. Buscamos alguna cadena en la que estén contando las noticias y llegamos a una en la que están hablando de la subida del IVA. La dejamos que siga sonando.

Terminamos de limpiar el salón, que parece otro en comparación con como estaba al principio y llamamos a Tele Pizza.

A Xin Yi le preocupa que los vecinos puedan ver raro que estén entrando repartidores a cada dos por tres, pero Christian nos cuenta que solo viven dos personas más en el edificio. Al parecer son un par de ancianos con pinta de okupas, que probablemente no vayan a denunciarnos.

Así, el día transcurre con tranquilidad y en la radio escuchamos que nos están buscando en Motril. Eso es una buena señal, esa ciudad es grande y está alejada de Almuñécar. Tendremos aún unos días de paz.

Por la noche volvemos a comer en la terraza, aunque esta vez Jessica nos prepara una ensalada. La verdad, yo ya estaba un poco cansada de tanta pizza. La comemos tranquilamente, escuchado el sonido del mar.

De pronto, alguien llama al timbre. Es raro, se supone que este piso está desocupado. Lo dejamos pasar, pensamos que se han equivocado. Pero no, no era un error, siguieron llamando insistentemente. Estábamos asustados, no sabíamos dónde meternos… y tampoco nos dio tiempo a planear nada.

     Cuando pasaron cinco minutos echaron la puerta abajo. Había varios oficiales de policía, que se acercaron corriendo a nosotros. Si conservábamos la esperanza de que no nos hicieran nada, no tardaron en echarla por alto.

Se emplean a porrazos con Christian, que al parecer es el que más les preocupa, y a los demás nos llevan a rastras hasta la salida del edificio, cogidos con fuerza.

Como dice la canción, muchos abusan con orgullo de su placa.

---------Nota de la autora----------
Buenas noches, gentecilla. Cada vez queda menos, si estiro mucho el chicle serín tres capítulos más.
Ya sabéis que no dejaré que me olvidéis fácilmente y que pronto empezaré una nueva historia, pero por el momento, esta aún continúa.
La canción de este capítulo es "Abusos de autoridad" de Haze. Escuchadla, la letra es muy buena.
Nada más, feliz fin de semana.
P.D.: Ya me diréis qué tal los exámenes =)

lunes, 12 de diciembre de 2011

Capítulo 26

De repente, Jessica me quita las “mantas” (si es que a lo que usamos se le puede llamar manta) de un tirón, y yo me levanto de un salto. El airecillo húmedo de la playa hace que el verano nos sea tan cálido como en el centro de la Península y, de todas formas, ya estamos a mediados de septiembre, aunque no sabría decir qué día es exactamente.

         Estoy de mal humor, aunque no tengo muy claro el motivo,  y empiezo a discutir con mi hermana diciéndole que me devuelva las sábanas.

-      ¡Katia, no le regañes! –se oye la voz de Xin Yi desde el salón- ¡La he mandado yo, que es muy tarde y hay que limpiar esto!

Al escuchar la voz de mi amiga, recuerdo lo sucedido la noche anterior con Axel. No llego a ocurrir nada a parte del beso, pero el recuerdo me hace sentir bastante mal. De hecho, debo de haber puesto mala cara, porque Jessica me pregunta:

-      Oye, ¿estás bien? Te has puesto blanca…

-      Sí, es que me ha dado un mareo al haberme incorporado rápido. Ahora voy, espera que me lave la cara.

Entro al baño de la habitación hecha un manojo de nervios. En realidad sé que no fue culpa mía, pero tampoco intenté apartarle.  Fue una mala idea quedarme con él en la terraza, tendría que haberme dado cuenta de que estaba muy atento conmigo últimamente.

Sé que no puedo quedarme encerrada en el baño todo el día, más que nada porque acabaría reflexionando sobre lo mal que está todo y cogería una depresión.

Me levanto del váter, donde había estado sentada con la cara entre las manos, y me lavo la cara con las manos. Tomo nota mental de que debemos conseguir toallas y salgo del baño.

Rezo para que Axel no esté en el salón, pero está junto a los demás comiendo tostadas con mantequilla. Me saluda muy tranquilamente, como si la otra noche no hubiese ocurrido nada, cosa que me relaja.

Me siento junto a su hermano en el mugriento sofá, y este me da una colleja a modo de saludo. Procedo a untar mantequilla en un trozo de pan y me lo llevo a la boca. La verdad es que tenía mucha hambre.

-      Pues he pensado que podríamos dejar a dos limpiando el salón y los demás meternos en la cocina. Está hecha un asco, hay grasa por todas partes.

-      Katia y yo que estamos todavía medio dormidos nos quedamos con el salón –dice Axel levantándose.

Se me abren mucho los ojos y me quedo sin respiración. Me siento incapaz de aguantar más momentos a solas con él. En ese momento interviene Xin Yi, salvándome:

-      No, yo creo que Katia podrá apañárselas mejor que yo. Es más alta y alcanzará mejor los estantes de encima de la hornilla.

Dicho eso, nos empuja a Jessica, a Christian y a mí hacia la cocina. Antes de apartarse de mí, me susurra al oído las siguientes palabras: “Sospecho que os traéis algo entre manos y que eso no te agrada. Creo que te hago un favor”

Y después de decir esto, se aparta de mí sonriendo. Pero no es una sonrisa sarcástica, sino sincera y llena de apoyo. Creo que acabo de descubrir un rasgo importante de la verdadera amistad, y es que los buenos amigos siempre están ahí para apoyarse y saben lo que ocurre sin necesidad de palabras.

Como dice la canción: La amistad es algo que atraviesa el alma
---------------Nota de la autora-----------
¡Buenas tardes-noches!
Aquí os dejo el capítulo 26, algo cortito, lo sé, pero es que quiero alargar la historia hasta final de año y veo que el chicle no se estira lo suficiente.
Además, la canción era fácil de poner en este punto de la historia, así que he aprovechado.
Bueno, me queda decir que ya está abierta una nueva encuesta en el lado derecho de la página y que DEBÉIS votar en ella :)
La canción es "Las cosas que vives" de Laura Pausini.
Nada más, que paséis una buena semana y tengáis suerte en lo exámenes.

lunes, 5 de diciembre de 2011

Capítulo 25

Sopla un vientecillo muy agradable, que además me ayuda a relajarme. Con todo este rollo de la huida he estado muy tensa, y al llegar a la casa no pudimos respirar hondo (más que nada porque en una casa tan sucia no apetece demasiado respirar).

         Empiezo a hacer una lista mental de las cosas que he descubierto hoy, que no han sido pocas.

1)    Mi padre estuvo en la cárcel

2)   Mi padre está loco

3)   Mi padre es drogadicto

4)   Jessica es mi hermana

5)   Mis abuelos paternos están muertos

6)   Christian está un poco loco también

Cuando estoy a punto de terminar la lista, y un poco agobiada por los resultados de esta, Axel interrumpe mis cavilaciones.

-      ¿Estás bien? Estás muy callada y tienes mala cara…

Se me ocurre contestarle alguna bordería del tipo: “¿Me estás llamando fea?” o “¿Insinúas que normalmente hablo mucho?” imitando a Xin Yi, pero decido contestar sinceramente, a ver si él me puede ayudar a aclarar mi mente.

-      Estoy un poco nerviosa. He descubierto muchas cosas sobre mi familia, he dejado atrás mi casa y estoy metida en un lío muy gordo y… y…

-      Eh, tranquilízate. Es verdad que se nos ha ido un poco de las manos la situación, pero si hubiéramos dejado a tu pa… -le lanzo una mirada asesina y se corrige- a Pedro al volante a estas alturas estaríamos muertos o heridos de gravedad en alguna cuneta.

-      No, si yo lo entiendo y os estoy muy agradecida por todo esto pero, ¿os te has parado a pensar en lo que va a pasar después de todo esto?

-      Pues no soy vidente, pero supongo que dentro de un día o dos nos encontrarán, habrá varios juicios y acabaremos todos en reformatorios.

-      Eso he pensado yo también… ¿es muy deprimente, no?

Nos quedamos un rato en silencio, mientras yo miro el mar y Axel me mira a mí con cara de no saber bien qué hacer. Le diría que no se preocupase por mí, pero de vez en cuando gusta tener a alguien que intente apoyarte en los momentos difíciles. Vale, tengo a Xin Yi, pero ella es más brusca que Axel.

De pronto, suspira largamente y acerca su silla a mí hasta colocarla a mi lado. Después se sienta pasándome el brazo por el hombro, como aquella vez detrás del cuarto de la depuradora, cuando aún estábamos en el orfanato y solo habíamos quebrantado un par de normas.

-      ¿Sabes? En mis ratos libres, cuando aún estábamos con el circo y no nos habíamos conocido yo escribía historietas, relatos cortos. Mientras íbamos en la furgoneta he imaginado un final bastante agradable para nuestra historia. Si quieres te lo cuento y así despejas un poco la mente.

Acepto la propuesta, más que por despejar la mente, por pura curiosidad. Siempre me han gustado las historias, y además en esta yo soy uno de los personajes, así que… ¿cómo resistirse?

Entonces, Axel empieza a narrar lo que había estado imaginando:

Como a Pedro ya lo habíamos abandonado, seguimos con la furgoneta conducida por Christian hasta llegar al piso. Nos tuvimos que poner a limpiarlo, porque todo eran pelusas, animales asquerosos y polvo. Sobre todo polvo.

Salíamos todos juntos a comer al típico bar en el que pidas lo que pidas siempre te dicen: “No nos queda” y acabas pidiendo patatas fritas y después veníamos a la casa, -que era bastante más grande de lo que es en realidad- y nos quedábamos dormidos hasta que nos despertaban las sirenas de la policía, que habían rodeado el edificio como si fuésemos delincuentes armados.

Christian proponía alguno de sus planes locos pero los demás no aceptábamos y bajamos todos juntos a entregarnos a la policía.

Después había un montón de juicios y acabábamos cada uno en un reformatorio, excepto Xin Yi y tú.-no pude imaginaros separadas- Pero antes de que nos llevasen a cada uno en un coche a su centro correspondiente quedábamos el año siguiente de que nos dejasen salir, en la época de la feria de vuestro pueblo, a la entrada del orfanato.
Y allí nos encontrábamos, todos mayores de edad excepto Jessica, a la que habían dejado salir antes de cumplir los dieciocho. Una escena de estas típicas de las películas de amistad, aunque Christian la fastidió lanzando bombas fétidas dentro del orfanato.


         Estallo en risas con el final de la historia, porque era algo muy típico de Christian. Axel perece más relajado al ver que no me voy a poner a llorar de un momento a otro.

-      ¿Qué, te ha gustado mi historia?

-      Te cargas el final con lo de la bomba fétida, pero el reencuentro es muy bonito. Eres todo un romántico.

-      No te puedes imaginar cuánto.

Y después de esto, me apartó el pelo de la cara y me plantó un beso en los labios.

¿Esperáis que le pegue, o algo? Pues no, respondo a su beso y ni la situación en la que estamos ni Xin Yi pasan por mi mente.

Como dice la canción: Tu y yo y que le jodan al mundo

----------------NOTA DE LA AUTORA------------------------
      ¡Hola, gente! Ya veis que últimamente me estoy currando mucho los capítulos, espero que os estén gustando.
      Pero si es verdad que os está ustando (eso espero) supongo que no os va a hacer mucha gracia que os diga que esto se acaba.
     No os alarméis mucho, deberíamos de tener historia para lo que queda de año, pero quería avisar.
     Como ya dije el otro día, ya he empezado con un nuevo proyecto: Crónicas de la Pastelera. Os dejo el enlace del blog, en el que esta tarde colgaré la reseña de la historia www.cronicaspastelera.blogspot.com 
      Echadle un vistazo ya me contaréis si llama la atención o no.
A parte de eso solo me queda decir que la canción del capítulo se llama "Tú y yo y que le jodan al mundo" y no creo que tenga que deciros que es de Haze.
Nada más, que lo paséis bien y aprovecheis que mañana no hay clase ;)


viernes, 2 de diciembre de 2011

Capítulo 24

Estamos entrando en Almuñécar, esto se empieza a poner peligroso. Como nos paren y vean que Christian no tiene aún los dieciocho… prefiero no pensarlo.

         Circulamos paralelos al mar, por la carretera de la playa. Según nos cuentan los chicos, Pedro era de esta ciudad y heredó el piso de sus padres, al que nos dirigimos en este momento.

         Axel nos explica que tendremos que limpiar el piso, porque Pedro pasó unos años en la cárcel por tenencia de drogas y desde que salió (hace cuatro meses) no ha entrado en la casa. Me imagino la cantidad de polvo y de arañas que habrá acumuladas y se me ponen los pelos de punta.  Ay que ver lo descuidados que son los hombres.

         En cambio a Xin Yi no parece preocuparle, una vez que se adaptó al mal olor de la furgoneta no volvió a hablar. Está maravillada mirando la rocosa playa y el mar, que está bastante agitado. Desde aquí, se ve que la bandera está amarilla.

         Llegamos a un edificio con fachada de ladrillo marrón, en primera línea de playa. Vamos a tener muy buenas vistas al mar. Christian abre la puerta del garaje y mete en la plaza correspondiente a nuestro piso la furgoneta.

-      Luego tienes que limpiarla, Jessica –le advierte Christian. Ella no le contesta.

Cogemos el ascensor hasta la segunda planta, y buscamos el piso B. La puerta no está en malas condiciones, aunque cuesta un poco abrirlas, las bisagras se han oxidado con la humedad de la zona. El interior de la casa ya es otro cantar.

     Está hecha un asco. En lo que deduzco que es un teléfono hay una capa de dos o tres dedos de polvo, más o menos igual que en el resto de muebles. Avanzamos con precaución, Jessica se queja de que puede haber ratas y eso nos mete el miedo en el cuerpo. Aunque no nos topamos con ninguna, si hay bastantes arañas.

Aunque no es un piso muy grande tiene una cocina, dos dormitorios con sus cuartos de baño (horror, tendremos que compartir con Jessica), un salón comedor y una terraza con vistas al mar.

Nos reunimos en el salón y nos sentamos en el sofá, que volcamos entre todos para que el polvo caiga al suelo. Allí, Christian, que ha tomado el mando de la situación, nos ordena que limpiemos los dormitorios y los baños. De la cocina y el resto de la casa nos encargaremos mañana y pediremos una pizza que comeremos en la terraza, que es la “habitación” más limpia.

Como nadie quiere hacer los baños decidimos echarlo a suertes y le toca a los chicos.

Nosotras tres nos ponemos a limpiar los dormitorios y como no hay sábanas limpias podemos unos chaquetones que hay en un armario para taparnos. Al final, entre todos hacemos un buen trabajo. Para cuando llega el repartidor de Telepizza ya casi hemos acabado.

Trae dos pizzas cuatro estaciones, las mejores que he probado en mi vida, más que nada porque nunca antes había comido pizza. Las monjas decían que no era sano.

Cuando terminamos con la comida están todos agotados, aunque yo  estoy más bien histérica. Tengo la sensación de que va a aparecer la policía de un momento a otro.

Los demás se van a acostarse, aunque Axel y yo nos quedamos en la terraza. Para un día que no tengo obligación de acostarme temprano…

Como dice la canción: Si la vida son dos días y uno llueve ponte un impermeable, se amable, que la juventud no vuelve.
----------------------------------------------NOTA DE LA AUTORA---------------------
Hola, gentecilla! Hoy no voy a soltar tanto rollo como siempre, no se me ocurre nada que decir.
La canción es Quiero ser feliz, de Haze. Vuelvo a tener la duda de si la he puesto antes o no.
En fin, espero q os haya gustado y muchas gracias por leer la historia :)

lunes, 28 de noviembre de 2011

Capítulo 23



        No tengo tiempo de darle muchas vueltas a mi última reflexión, porque Pedro le pisa a fondo al acelerador y nos llevamos todos un buen susto.

         Debemos de ir al menos a 140 kilómetros por hora, los coches nos pitan cuando los esquivamos. Si la policía no nos había reconocido aún, seguro que ya no les pasamos desapercibidos. Lo peor es que ya no debe de quedar mucho trayecto de autovía hasta Almuñécar (creo que vamos a esta ciudad), y si cogemos una carretera secundaria a esta velocidad nos vamos a estrellar seguro. Entonces, los pocos que consigamos sobrevivir tendremos el futuro que imaginé antes.

-      ¡Papá, reduce la velocidad, que voy a vomitar!

Miro a Jessica, que va a mi lado con la cara verdosa. Me aparto asqueada, pero cuando cogemos una curva al salir de la autovía salgo disparada hacia ella (llevo el cinturón, no penséis mal) y ocurre lo inevitable.

Vomita encima de la alfombrilla lo que parece ser la comida de un mes., aunque por un poco consigo no mancharme. Aun así, el olor me revuelve el estómago a mí también. No soy la única a la que afecta el vómito de Jessica,  Christian empieza a quejarse también:

-      Mira, Pedro, yo sé que estás completamente loco y que no voy a poder razonar contigo –dice con tono de necesitar mucha paciencia-, pero por tus dos hijas a las que vas a matar, ¡bájanos de aquí, coño!

-      Tú, niño, no te me pongas chulo. Llegas a no ser el novio de Jessica y te habría soltado ya dos bofetadas y te habría dejado tonto.

Xin Yi, que va delante con Pedro y Christian nos mira buscando ayuda. Jessica y yo estamos completamente paralizadas, ella por el mareo y el pánico, yo solo por la segunda razón. En cambio Axel rebusca en una mochila amarilla que había llevado todo el rato a los pies. De ella saca una cajita y un mechero. Saca un cigarro de la caja y lo enciende, eso sí que no me lo esperaba.

-      ¡No me miréis así, que no es para mí! –se lo da a Christian, y antes de que podamos pensar que es para él, se lo da a Pedro.

El hombre le da una calada mientras que un humo de olor empalagoso que asegura que el cigarro no es tabaco se extiende por la furgoneta.

La verdad es que no me convence la idea de drogarle, aunque se haya tranquilizado un poco. Según dijo antes Christian, está loco y llevar un loco fumado conduciendo a toda velocidad por carreteras llenas de curvas… en fin, no me gusta demasiado.

Miro a Axel, que normalmente es un chico prudente pidiéndole una explicación sobre su decisión. Se ve que no quiere que Pedro escuche lo que me va a decir, porque saca una libreta de la mochila y escribe:

Era un plan de emergencia, por si se ponía muy mal la cosa, está todo previsto.

Como su explicación no me convence, le quito el bolígrafo y le contesto:

Es peor el remedio que la enfermedad, no entiendo cuál es el plan.

El resto de la conversación se desarrolla por notas, así que tendréis que aprender a distinguir nuestras letras.

Dentro de poco estará tan drogado que obedecerá a cualquier cosa que le digamos. Le haremos frenar el coche y conducirá Christian hasta que lleguemos a nuestro objetivo.

Christian es menor de edad.

Ya lo sé, pero sabe conducir. Es un gamberro, una vez se llevó nuestra casa (que es una caravana) de paseo por toda Almería.

Estáis todos locos. ¿Adónde se supone que vamos?

Al piso de tu padre en la playa. Su plan era que os quedaseis allí hasta que él pudiese adoptaros a las dos, no esperábamos que se formase tanto revuelo. Nosotros nos íbamos a quedar allí a cuidaros.

Pues nos van a pillar y acabaremos todos en un reformatorio. Me da cosa haberos metido en esto a Christian y a ti.

No pasa nada, nuestra vida es muy aburrida y no tenemos nada que perder. Ni familia, ni otros amigos (aparte de vosotras), ni estudios…

Decidí no hacer preguntas sobre su familia, no estaba la situación para tocar temas delicados. Le pasé la libreta a Xin Yi, que la leyó rápidamente e hizo un gesto dando a entender que Axel y su hermano estaban locos.

Poco después Pedro estaba lo suficientemente drogado (tres porros seguidos) y Christian tomó el control del vehículo. Para distraer a la policía (a la que dejamos atrás) bajó a Pedro de la furgoneta y le abandonó en el campo.

 Esto es una locura. Tengo que intentar llevar una vida un poco más normal. Como dice la canción: Algún día, lo dejaré algún día, dejaré esta vida que me arrastra a la deriva.

-----------------------NOTA DE LA AUTORA-------------
¡Hola! Ya estoy aquí con mi notita pesada. La verdad es que no tengo mucho que decir, pero vuelvo a pedir perdón porque creo que esto se me está llendo de las manos.
Drogas, secuestros... yo quería que esto fuese realista, pero tengo demasiada imaginación.
Bueno, no os caliento más la cabeza. La canción es "Algún día" de... ¿ya sabési de quién es? Seguro. Haze, como no.
No sé si la he puesto otras veces, tengo memoria de abuela.  Nada más, ánimo con los examenes (que yo al menos tengo muchos)
El viernes nos vemos :)