lunes, 5 de diciembre de 2011

Capítulo 25

Sopla un vientecillo muy agradable, que además me ayuda a relajarme. Con todo este rollo de la huida he estado muy tensa, y al llegar a la casa no pudimos respirar hondo (más que nada porque en una casa tan sucia no apetece demasiado respirar).

         Empiezo a hacer una lista mental de las cosas que he descubierto hoy, que no han sido pocas.

1)    Mi padre estuvo en la cárcel

2)   Mi padre está loco

3)   Mi padre es drogadicto

4)   Jessica es mi hermana

5)   Mis abuelos paternos están muertos

6)   Christian está un poco loco también

Cuando estoy a punto de terminar la lista, y un poco agobiada por los resultados de esta, Axel interrumpe mis cavilaciones.

-      ¿Estás bien? Estás muy callada y tienes mala cara…

Se me ocurre contestarle alguna bordería del tipo: “¿Me estás llamando fea?” o “¿Insinúas que normalmente hablo mucho?” imitando a Xin Yi, pero decido contestar sinceramente, a ver si él me puede ayudar a aclarar mi mente.

-      Estoy un poco nerviosa. He descubierto muchas cosas sobre mi familia, he dejado atrás mi casa y estoy metida en un lío muy gordo y… y…

-      Eh, tranquilízate. Es verdad que se nos ha ido un poco de las manos la situación, pero si hubiéramos dejado a tu pa… -le lanzo una mirada asesina y se corrige- a Pedro al volante a estas alturas estaríamos muertos o heridos de gravedad en alguna cuneta.

-      No, si yo lo entiendo y os estoy muy agradecida por todo esto pero, ¿os te has parado a pensar en lo que va a pasar después de todo esto?

-      Pues no soy vidente, pero supongo que dentro de un día o dos nos encontrarán, habrá varios juicios y acabaremos todos en reformatorios.

-      Eso he pensado yo también… ¿es muy deprimente, no?

Nos quedamos un rato en silencio, mientras yo miro el mar y Axel me mira a mí con cara de no saber bien qué hacer. Le diría que no se preocupase por mí, pero de vez en cuando gusta tener a alguien que intente apoyarte en los momentos difíciles. Vale, tengo a Xin Yi, pero ella es más brusca que Axel.

De pronto, suspira largamente y acerca su silla a mí hasta colocarla a mi lado. Después se sienta pasándome el brazo por el hombro, como aquella vez detrás del cuarto de la depuradora, cuando aún estábamos en el orfanato y solo habíamos quebrantado un par de normas.

-      ¿Sabes? En mis ratos libres, cuando aún estábamos con el circo y no nos habíamos conocido yo escribía historietas, relatos cortos. Mientras íbamos en la furgoneta he imaginado un final bastante agradable para nuestra historia. Si quieres te lo cuento y así despejas un poco la mente.

Acepto la propuesta, más que por despejar la mente, por pura curiosidad. Siempre me han gustado las historias, y además en esta yo soy uno de los personajes, así que… ¿cómo resistirse?

Entonces, Axel empieza a narrar lo que había estado imaginando:

Como a Pedro ya lo habíamos abandonado, seguimos con la furgoneta conducida por Christian hasta llegar al piso. Nos tuvimos que poner a limpiarlo, porque todo eran pelusas, animales asquerosos y polvo. Sobre todo polvo.

Salíamos todos juntos a comer al típico bar en el que pidas lo que pidas siempre te dicen: “No nos queda” y acabas pidiendo patatas fritas y después veníamos a la casa, -que era bastante más grande de lo que es en realidad- y nos quedábamos dormidos hasta que nos despertaban las sirenas de la policía, que habían rodeado el edificio como si fuésemos delincuentes armados.

Christian proponía alguno de sus planes locos pero los demás no aceptábamos y bajamos todos juntos a entregarnos a la policía.

Después había un montón de juicios y acabábamos cada uno en un reformatorio, excepto Xin Yi y tú.-no pude imaginaros separadas- Pero antes de que nos llevasen a cada uno en un coche a su centro correspondiente quedábamos el año siguiente de que nos dejasen salir, en la época de la feria de vuestro pueblo, a la entrada del orfanato.
Y allí nos encontrábamos, todos mayores de edad excepto Jessica, a la que habían dejado salir antes de cumplir los dieciocho. Una escena de estas típicas de las películas de amistad, aunque Christian la fastidió lanzando bombas fétidas dentro del orfanato.


         Estallo en risas con el final de la historia, porque era algo muy típico de Christian. Axel perece más relajado al ver que no me voy a poner a llorar de un momento a otro.

-      ¿Qué, te ha gustado mi historia?

-      Te cargas el final con lo de la bomba fétida, pero el reencuentro es muy bonito. Eres todo un romántico.

-      No te puedes imaginar cuánto.

Y después de esto, me apartó el pelo de la cara y me plantó un beso en los labios.

¿Esperáis que le pegue, o algo? Pues no, respondo a su beso y ni la situación en la que estamos ni Xin Yi pasan por mi mente.

Como dice la canción: Tu y yo y que le jodan al mundo

----------------NOTA DE LA AUTORA------------------------
      ¡Hola, gente! Ya veis que últimamente me estoy currando mucho los capítulos, espero que os estén gustando.
      Pero si es verdad que os está ustando (eso espero) supongo que no os va a hacer mucha gracia que os diga que esto se acaba.
     No os alarméis mucho, deberíamos de tener historia para lo que queda de año, pero quería avisar.
     Como ya dije el otro día, ya he empezado con un nuevo proyecto: Crónicas de la Pastelera. Os dejo el enlace del blog, en el que esta tarde colgaré la reseña de la historia www.cronicaspastelera.blogspot.com 
      Echadle un vistazo ya me contaréis si llama la atención o no.
A parte de eso solo me queda decir que la canción del capítulo se llama "Tú y yo y que le jodan al mundo" y no creo que tenga que deciros que es de Haze.
Nada más, que lo paséis bien y aprovecheis que mañana no hay clase ;)


No hay comentarios:

Publicar un comentario