lunes, 10 de octubre de 2011

Capítulo 11

Año 1994, Sevilla, Andalucía.
Una pareja está sentada junto al río Gualdalquivir a su paso por Sevilla, el hombre debe rondar los treinta y cinco años, la mujer no pasará los veintidós. A su lado hay un carrito con una niña pequeña ricamente dormida. Una escena entrañable para cualquiera que no conozca a los hablantes y no sepa a dónde se va a dirigir su conversación.
La mujer tampoco sabe lo que va a ocurrir y está muy emocionada con que el hombre la haya llevado a un sitio tan romántico. Piensa que debería haber llevado la cámara de fotos, ya que el Sol del atardecer hace unos reflejos preciosos en el río.
-Preferiría que no hubieras traído a la niña, cariño -dice el hombre con tono serio.
-Oh, vamos, es un sitio muy bonito. Además, nosotros nos conocimos junto a un río una tarde como esta, parece un cuento romántico que ahora estemos en un lugar tan parecido junto a nuestra hija -la mujer tiene un tono soñador, no se da cuenta de lo serio que parece el hombre.
Se produce un silencio, en el que solo se escucha el correr del agua en el río. El hombre suspira y se prepara para volver a hablar. No es agradable lo que va a decirle a la mujer, pero sabe que debe hacerlo.
-Pues mira, Victoria... vamos a salir de Andalucía. Iremos a Madrid y después a Francia, ya sabes que esta compañía está teniendo mucho éxitos, estamos muy solicitados... -Victoria no le deja terminar:
-¡Francia, el país del amor! Oh, va a ser muy divertido, no pongas esa cara de circunstancias.
-Sí, puede que sea divertido, pero... -toma aire, preparándose para lo que va a decir- Viajamos mucho, no siempre vamos a lugares agradables... y no creo que sea un buen ambiente para la niña. Vuelve a Granada con tu madre, Victoria, hazlo por... -Victoria le vuelve a interrumpir.
-¡Estarás de coña! -ríe histéricamente- No serás capaz de dejarme sola con una niña de un año...
-Sería peor llevaros conmigo -sabe que no hay vuelta atrás, que lo está haciendo por el bien de su gente, pero le resulta muy duro.
La mujer le mira incrédula, le parece mentira que eso esté pasando. Después de tantos años juntos, de todo lo que habían vivido, de cómo había llegado a quererle... y ahora él le pagaba así.
-Eres un capullo rematado. No te das cuenta de que estás dejando a una criatura casi recién nacida sin padre, de que yo te he querido más que a nadie... ¡Te creerás que soy subnormal, pero sé perfectamente que te liabas con Carolina! Te perdoné todas las veces que hizo falta, y al final te vas con ella. Ni siquiera has tenido huevos de decirme la verdad. “Me voy a Francia...” -le imita- No quiero volver a verte, y espero que no te atrevas a acercarte a mi hija jamás. Púdrete.
Coge una cadena que lleva en el cuello con las iniciales del hombre y se la arranca de un tirón. Después coge a la niña en brazos y empuja el carrito al río. No quiere tener cerca nada que le haya regalado él. Se va corriendo y las últimas palabras que le dedica al hombre son “no vuelvas a acercarte a nosotras”.
No sabe que ese reencuentro será inevitable. Todo habrá cambiado mucho, ella habrá recuperado la estabilidad emocional, pero todo para nada. El hombre aparecería dos años después para intentar arreglar las cosas con ella, pero le hará más del que ya le hizo aquella tarde junto al río. Aquella última visita inesperada la marcaría demasiado.
Como dice la canción: Yo nunca olvidaré como dijiste adiós (...) No volveré a ser quien fui.

---------Nota de la autora--------------
Hola, gente. Espero que no haya sido muy duro el comienzo de la semana.
Supongo que el capítulo os ha parecido corto (sí, lo lee más de una persona, las visitas lo demuestran) así que os voy a dar la explicación.
Llevo todo el fin de semana con un catarro que me va a matar y además tenía muchos deberes. No tenía tiempo ni fuerzas para escribir mucho así que decidí escribir este capítulo más corto, que de todas formas tenía que ponerlo.
A parte de eso, solo me queda decir que la canción del capítulo es "Enséñame a olvidar", la canta El Sueño de Morfeo.
Nada más que paséis una buena semana y que disfrutéis el miércoles, que no hay clase :P
Ay, lo último... es que siempre se me olvida, ya iba a publicar la entrada... Gracias a Irene Ganga por seguir siempre la historia y comentar. Ahora sí he acabado.

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